Algo pasa, me dijo.
Invariablemente algo pasa.
Algo debe pasar.
O pasarnos, más bien.
Puedes pensar que no,
pero cuando menos te lo esperas,
esto ocurre.
Despiertas de pronto y descubres, por ejemplo,
que… no sé…
en alguna parte de tu cuerpo
te salió una rama.
Es un ejemplo, por supuesto, nada más.
Y no me refiero a que descubres algo ajeno en ti.
No se trata de algo que puedes arrancar,
así sin más
y seguir como antes.
Me refiero a que,
si apareces con una rama, por ejemplo,
esa rama brotó de ti
y por lo mismo,
arrancarla sería entonces tan difícil
como arrancarte un brazo,
o cualquier parte
de quién eres.
Cambia el ejemplo si quieres,
busca algo más cercano
o más absurdo, si prefieres,
pero no me pongas en duda:
lo cierto es que algo pasa.
En algún momento, algo pasa.
Algo tiene que pasar.
O pasarnos, como te decía en un inicio.
Despiertas rodeado de agua
y descubres que eres isla.
O apareces sobre una cumbre helada
y descubres que eres nieve.
Construye tú tu propio ejemplo,
pero no desestimes mis palabras.
Yo tampoco escuché, en un inicio,
y desperté aquí, sobre esta hoja.
No es una advertencia
ni un consejo.
Ocurre que algo pasa, simplemente, me dijo.
Agradécelo.
Algo tiene que pasar.
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