I.
El sol respira.
No muy bien, pero respira.
La luna solo exhala.
Muy de vez en cuando,
la luna exhala.
De hecho,
siempre puede ser
su última exhalación.
Luego ya sería
solo un cuerpo.
Uno más
en el espacio.
O algo así.
II.
Neptuno no respira.
No hace nada, Neptuno.
Tiembla un poquito,
pero puede ser por el frío.
Incluso si pudiese respirar
no lo haría.
Aguantaría la respiración,
supongo,
para llamar la atención
de los demás.
III.
Júpiter nace.
Hace mucho que Júpiter está naciendo.
Puede que esa sea,
incluso,
su forma de existir.
Saturno, en cambio,
ya nació, pero no sabe.
Dejó de crecer
todavía en el vientre
y prefirió no saber.
No lo culpo, por eso,
sin embargo.
No saber es jugar limpio.
El saber es sucio.
El conocimiento es sucio.
Y las palabras.
IV.
La Tierra observa.
O debiese observar, más bien.
Sin embargo, en vez de observar
se queja,
diciendo que no tiene
donde posar la vista.
Aunque claro, para ser justo,
quien se queja no es la Tierra.
Y es que la Tierra no saca aún la voz.
Su voz está contenida, de hecho,
dentro de la tierra.
Hablar supondría el desgaste.
El deterioro.
Ya ven lo que le pasó a Marte,
por decir lo que dijo.
Y nadie lo escucho.
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