-Lo extraño no es eso -me dijo-. Lo extraño es que mientras duermes ocurran mil cosas y despiertes simplemente en el mismo sitio, como si nada realmente hubiera pasado.
-¿Qué mil cosas? -pregunté.
-Pues eso… mil cosas… -continuó-. O cien cosas… olvídate de la cifra… Lo importante es que ocurren cosas y tu despiertas en el mismo sitio en el que estaban antes que ocurrieran, como si no fueses realmente parte de ellas…
-No entiendo bien… -confesé-, ¿te refieres a las cosas que pasan en el mundo, en general…?
-No, no es eso… -siguió, con un tono que reflejaba cierta molestia-, además no hay nada de eso que tu llamas general… eso no existe.
-Me refería a las cosas que pasan en el mundo -intenté explicar, torpemente-, ya sabes… mientras uno duerme o cuando…
-Espera -me interrumpió-. Estás cometiendo el mismo error… Si dices que esas cosas pasan en el mundo también te pasan a ti… eso estás diciendo, en realidad.
-De acuerdo -dije, comenzando a molestarme, también-. Puede que de cierta forma nos pase… pero al menos son cosas que ocurren fuera de uno… cosas que…
-¡Ese sí que es un error egoísta! -lanzó entonces-. No debes dividir las cosas entre las que pasan fuera de ti y lo que pasa dentro de ti… Lo importante es que pasan cosas… no dejas de ser ni de estar… Esa división es falsa.
-¿Falsa…?…
-Claro… Incluso usando tu lenguaje es falsa… hay realidad dentro tuyo y hay realidad fuera tuyo… hay una realidad… un continuo de realidad si quieres… tu apenas eres una interferencia de esa realidad…
-Y parte de ella al mismo tiempo -interrumpí.
-¡A eso quería llegar…! -exclamó-, si eres parte de ese continuo que sigue actuando, ¿cómo es posible que despiertes en el mismo sitio, como si nada hubiese pasado?
-Pues eso no lo he dicho yo… -aclaré-. Nunca despierto en el mismo sitio, como si nada hubiese pasado.
-Exacto -concluyó, más alegre-. Pero no lo habrías dicho en un inicio. Esta ha sido, por lo tanto, una conversación fructífera.
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