miércoles, 19 de febrero de 2020

Un rayo.


Un tío cuenta que, de niño, cuando vivía en el sur, vio como un rayo cayó sobre una vaca del vecino.

Fue durante la noche, y él vio aquello desde la ventana del cuarto que compartía con una de sus hermanas.

Lo que más lo sorprendió, según cuenta, es que la vaca no murió tras recibir el rayo y que solo se quedó quieta mucho tiempo, luego de lanzar un gran mugido.

Pensando que había visto una especie de milagro, mi tío habría ido a ver a la vaca a primera hora de la mañana, luego que hubo terminado la tormenta.

Observó entonces como los vecinos intentaban ordeñarla, ya que la vaca estaba muy inquieta y no se dejaba ordeñar.

Después de un rato, según me dijo, los vecinos se cansaron y la dejaron amarrada, junto a un balde en el que estaba la poca leche que habían podido sacar.

Fue entonces que, sin decirle nada a nadie, mi tío se acercó a escondidas y se tomó rápidamente la leche de la vaca, que había quedado en el balde.

-Es difícil de explicar -comenta en esta parte mi tío-, pero pensé que en esa leche estaba el rayo.

Luego de hacerlo, mi tío pensó durante años que tenía algún tipo de poder especial, aunque ni él mismo podría haber especificado cual era ese poder.

-Yo sentía que tenía un rayo que los otros no tenían… -explica-. Ese era el poder.

Respecto a la vaca, mi tío cuenta que dejó de dar leche y los vecinos la sacrificaron, sin siquiera aprovechar su carne pues notaron una mancha extraña en el lomo del animal y no quisieron arriesgarse.

-¿Y qué pasó con el rayo que pensó que usted pensaba que tenía? -le pregunto entonces a mi tío-. ¿Cómo fue que abandoné esa idea?

-No abandoné la idea -dice él, terminando su historia-. Fue el rayo más bien el que me abandonó a mí. Un día sentí que se apagaba y luego ya era otro más de los sin rayo…

-¿Pero el rayo…? -insisto-. ¿A dónde se fue el rayo?

-Se apagó -repite mi tío, con un tono extraño-. Se desvaneció y luego ya no estaba… 

-¿Nada más...?

-Nada más -concluye, sonriendo-. A veces hay que aceptar el final, nada más, de aquello que nos pasa...

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