viernes, 22 de noviembre de 2024

En silla.


I.

-Como la mujer esa que se convierte en silla en una película de Gondry -dijo V.

-¿Qué cosa es como esa mujer? -preguntó J.

-Todo -dijo V.- Todo un poco, de cierta forma.

J. guardó silencio unos segundos, pero luego volvió a preguntar.

-¿Dices que todo va a volverse una silla?

-No una silla, necesariamente -dijo V.-. Pero sí.


II.

La conversación siguió, apenas.

V. y J. parecían concentrados, uno frente al otro, pensando en algo no tan similar.

-Casi nunca dice algo, Gondry -dijo uno.

-Es cierto, casi nunca dice algo -dijo el otro.

Ambos parecieron meditar un rato en sus palabras.

-Igual todos somos Gondry, casi siempre -dijo uno de los dos.

El otro asintió, con un movimiento de cabeza.


III.

-¿Crees que son tristes las sillas? -preguntó J.

-¿Especialmente tristes? -preguntó V., a su vez.

-No -dijo J-. No especialmente. Solo tristes.

V. demoró un tanto en contestar.

-Sí -dijo entonces-. Probablemente sean tristes, pero no más tristes que las demás cosas.

-¿Qué cosas? -preguntó J.

-Las otras cosas -dijo V., señalando el entorno.

J. se dedicó entonces a observar lo que los rodeaba.

Pasaron uno o dos minutos.

-No sé si estar de acuerdo -dijo luego de observar.

V., justo entonces, ya no pudo contestar.

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