miércoles, 20 de noviembre de 2024

A veces pienso que todo es lo mismo, me dijo.


A veces pienso que todo es lo mismo, me dijo, mientras bebíamos unas cervezas. No sé bien cómo explicarlo, pero supongo que no creo en las categorías. Sí, supongo que eso… Para mí todo es lo mismo y probablemente Aristóteles nunca existió. Ya sabes a lo que me refiero, por supuesto. Y es que hasta hablarte, te lo juro, es como hablarme a mí mismo. O como hablarle a todos, en el fondo. El otro día lo pensaba así e intentaba explicarlo. De pequeño, por ejemplo, una vez vi un documental sobre la muerte de Bruce Lee. Pero no sé… El punto es que para mí, incluso entonces, la muerte de Bruce Lee era simplemente la muerte. Igual a la muerte de Walt Disney, me refiero o al suicidio de la abuelita de la esquina. Y claro, como no hay categorías tampoco deberían afectarte esas muertes de distinta manera. Igual he intentado racionalizarlo y hasta me he convencido de que tengo razón. Así, si debiese argumentar mi postura, podría hablar durante horas de lo que todo tiene en común. De hecho, estoy seguro que podría convencer a cualquiera. Y es que si lo piensas, convencer a uno sería como convencer a todos, a fin de cuentas. Solo falta una caja grande donde a todos nos metan dentro. O sea, ya debe existir esa caja, pero como estamos dentro no la vemos y jugamos entonces a las categorías para sentirnos especiales. Para que la muerte de los otros no nos mate y dejemos de nacer cada vez que nacen los otros. Sí, así es… Bruce Lee o Walt Disney, no importa, acuérdate que da lo mismo. Y claro, también da igual quien paga las cervezas así que paga tú que al final es como si pagara yo, según mi teoría. Y ni siquiera es teoría, te digo. Ya verás cuando comprendas que todo es verdad. O sea, que todo es verdad y que todo es lo mismo, me dijo. Luego se marchó.

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