lunes, 15 de abril de 2024

Parientes rusos.


Fue hace quince años cuando nos enteramos sorpresivamente que teníamos parientes rusos. Al parecer una hermana de nuestra abuela se había casado con un paramédico de san petesbrugo y habían tenido 14 hijos.

Si bien ninguno de ellos salió nunca de su país ni aprendieron español, nuestra tía abuela les puso nombres criollos que ellos fueron a su vez heredando a las futuras generaciones.

Fue así que nos enteramos de que teníamos parientes rusos que se llamaban, por ejemplo, Pedro, Arturo, Eulogio y Raymundo.

De hecho, fueron estos cuatro quienes viajaron a chile y nos contactaron diciendo (por medio de un traductor electrónico bastante deficiente) que querían conocer está rama de la familia y que incluso pretendían asentarse en nuestro país.

Dos años después, sin embargo, uno de ellos se encontraba muerto, otro preso, uno con una pierna menos y el otro en Argentina.

Me gustaría decir que gracias a ellos conocí a Bulgakov, a Berberova o por último a Gogol, pero lo cierto es que no aprendí nada salvo como preparar una gran variedad de bebidas alcohólicas a partir de aguardiente.

Tres de ellos, además (tres porque el otro ya había muerto) se quedaron con los únicos ahorros que hasta entonces había logrado reunir y que les confié cuando me explicaron (en ruso) sobre una excelente inversión.

Excelente en ruso se dice otlichnny, por cierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales