lunes, 30 de septiembre de 2024

Soñar con Eurípides.


I.

Soñé con Eurípides, pero olvidé el sueño.

De hecho, lo único que recuerdo es que soñé con Eurípides.

Nada de frases, anécdotas o hechos específicos.

Nada de contexto, razón o situación que me ayude a recordar.

Ni siquiera de la apariencia de Eurípides tengo memoria.

Pero claro: sé que soñé con Eurípides.

De eso, al menos, no tengo duda.


II.

No me sorprendería haber olvidado detalles de Sófocles.

Incluso de Esquilo, a quien probablemente solo hubiese observado a la distancia.

Pero olvidar los hechos del sueño con Eurípides me inquieta un poco.

Por último alguna frase… aunque fuese en griego…

Pero por más que busco no descubro nada.

En una de esas lo que ocurrió fue que soñé que soñaba con Eurípides y que olvidaba el sueño.

El sueño dentro del sueño, me refiero.

O algo así.


III.

Días después, sin embargo, intentando volver al sueño olvidado me encuentro con un griego, de esa época.

Así que esperanzado me acercó y le pregunto.

No directamente por Eurípides, le pregunto, sino acerca de mi sueño con Eurípides.

El hombre está serio, pero mira amable desde dentro de su toga.

En la espalda de la toga, por cierto, dice su nombre y algo más:

“Aristóteles. Estoy para servirle”, está escrito en la toga.

Luego, por largo rato me habla sobre una serie de sucesos que supuestamente habrían ocurrido en mi sueño,

Pero todo lo que dice me parecen datos fríos, obsoletos… no hechos vivos y mucho menos soñados.

De todas formas lo escucho hasta que termina y entonces le agradezco.

No efusivamente, pero le agradezco.

Entonces, finalmente, decido despertar.

Olvidar no es malo, me digo.

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