lunes, 31 de agosto de 2020

La gotera.


Como no he arreglado la gotera en el lavaplatos, pensé en cerrar la llave de paso.

Lo hice, de hecho, la última noche, pero al final me levanté a abrirla.

Y es que prefería sentir la pequeña gotera, a saber que el agua estaba bloqueada.

Si lo pienso es algo tonto, por supuesto.

Eso puedo admitirlo sin problemas.

Pero lo cierto, es que cada día que pasa pienso un poco menos.

No es la anterior una frase vacía, por cierto.

Me refiero a que es un hecho concreto, resultado de un proceso voluntario.

Podría incluso explicarlo, si les interesa:

Apenas me descubro pensando en algo, me vuelvo hacia mis sensaciones.

Disculpen si no lo sé decir más claro, pero yo, al menos, lo entiendo perfectamente.

Y claro… si vuelvo a lo de las goteras… supongo que ellas me parecen naturales.

No afectan mis sensaciones, me refiero, sino mis pensamientos.

El agua estancada, en cambio, prisionera en las cañerías… herméticamente bloqueada…

Eso sí afecta mis sensaciones.

Desespera, incluso, saberla en ese estado.

La gotera en cambio viene a ser algo así como un respiradero.

Una forma escasa de fluir en vez de estancarse, simplemente.

Así lo siento, al menos.

Ahora, sin embargo.. con el leve sonido de la gotera, me dispongo a dormir.

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