miércoles, 26 de agosto de 2020

Camellos.


“¿De verdad crees que en esa historia de mierda
había en algún lado algo valioso?”
O. W.


Estábamos reunidos en la casa de F., esperando a que llegaran los demás mientras él contaba algunas cosas de su viaje.

-Cuesta más de lo que parece subirse a un camello, -me dijo-, aunque se agachan, pero es difícil igual... Y eso que yo he montado a caballo y no soy tan bajo... Una vez arriba del animal no es incómodo, eso sí… Les ponen monturas bien avanzadas y hasta le inventaron un dispositivo para poner tu celular en la joroba que queda delante… Si no me crees te puedo mostrar una foto…

-Te creo -le dije.

-Yo anduve casi catorce horas seguidas -siguió-. Todo un día en realidad. Solo nos detuvimos para ir al baño y ya en lo noche, para comer algo…

-¿Y a dónde iban?

-Era un tour no muy común, según nos dijeron… -continuó-, al final llegamos a una especie de aldea donde había unas construcciones menores, supuestamente muy antiguas… Eran de piedra y tenían grabados, pero no me parecieron tan antiguas… en una las construcciones tenían una esfera, de piedra, que según ellos iba en la punta de una pirámide… esa se supone que era la gran atracción.

-¿Y luego de regreso?

-Sí… pasábamos la noche en ese lugar y luego regresamos. Ahí nos ofrecieron volver en camello o en una especie de jeep que tenían en el lugar…

-¿Y tú…?

-Jeep, elegí el jeep -contestó, adelantándose-. En realidad, solo viajamos tres y los tres regresamos en vehículo… fue por otra ruta de hecho, bastante más amable…

-¿Y los camellos? -pregunté.

-No sé – me dijo-. Supongo que regresaron también.

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