lunes, 15 de septiembre de 2025

¿Te aprietan los zapatos?



I.

En el comienzo de todo hubo un zapato.

Ni izquierdo ni derecho, pues no existía ubicación.

Tampoco se sabía, ciertamente, si era de hombre o de mujer,
por razones similares.

Luego vino un pie a llenar ese zapato.

O surgió del mismo; no lo sé.

Cinco dedos tenía el pie y llegaba hasta el tobillo.

Y una uña había, por cierto, en cada dedo.

Así comenzó todo, dicen algunos.

Un zapato y luego un pie.

Todo en proporciones perfectas.

Incluso áureas, te dirán.

Si es que preguntas.


II.

Es extraño

No se achica el zapato no crece el pie, pero de pronto se descubre que el zapato aprieta.

¡Qué sorpresa!

Tal vez hubo algo mal, dijo alguien, y luego se frotó los ojos para ver mejor.

Extrañamente, tras frotarlos observó y descubrió dos pies.

O sea, dos pies y dos zapatos.

Cada uno de uno en cada uno del otro

Para diferenciarse entonces los pies se torcieron.

Y desde dentro torcieron los zapatos.

Fue entonces que se acabó el principio, según entiendo, y comenzó el mundo.

O más bien, comenzó el mundo a la vez que se dio el primer paso.

Justo entonces, se escuchó a alguien decir algo:

Las estrellas más violentas se acercan a nosotros, fue lo que se escuchó.

Y los zapatos se apretaron, quien sabe con qué fin
o qué causa.

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