domingo, 14 de septiembre de 2025

Aquí está el día.


“¡Oh, noche,
aquí está el día”
J. C.


I.

Mientras él leía novelas policiales

Los niños jugaban a emborrachar un pavo real

Le servían whisky, vodka y hasta pequeños gusanos remojados en alcohol.

El ave se negó en principio, pero al parecer le acabó gustando.

Una botella y media de whisky y media botella de vodka se tomó finalmente.

Nunca tuvo nombre el pavo real.

A nadie, en el lugar, le había parecido necesario.


II.

Mientras el pavo real atacaba a uno de los niños

Él leía dos novelas policiales sentado en su sillón.

Era una costumbre que tenía, leer dos al mismo tiempo.

En esa oportunidad, leía una de Simenon y otra de un autor nórdico.

Un capítulo intercalado, de cada una.

A veces robaba ideas y las anotaba en un papel.

Nunca –o casi nunca-, confundía las historias.


III.

Fue en defensa propia, alegaron los niños.

Él los escuchaba, mientras curaba las heridas de uno, que no dejaba de llorar.

Tenía una herida profunda cerca de uno de sus ojos así que llamó a un médico.

El otro tenía heridas en los brazos, pero carecían de profundidad.

Los libros que él leía quedaron sobre el sofá, tendidos boca abajo.

Cuídate de todo lo que te dicen que es la humanidad, pudo llamarse aquella historia.

Protégete de todo aquello que te recuerde esa palabra.

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