Veo un documental sobre la inteligencia artificial.
Estoy obligado a verlo, por cierto, pues debo escribir una reseña sobre la directora.
Sobre su mirada sobre ciertos temas.
Sobre su enfoque, digamos, y sus posibles propuestas.
O eso fue, al menos, lo que me encargaron.
Lamentablemente, tras terminar el documental y luego de haber visto sus otras cuatro obras, llego a la conclusión de que la directora en cuestión no tiene propuesta alguna.
Ni siquiera una mirada propia, le digo a quien me hizo el encargo.
Entonces, me dicen que mejor le pasarán ese trabajo a alguien más, y me piden que aproveche el tiempo y escriba algo sobre la inteligencia artificial.
Me recomiendan para esto leer un par de artículos y cruzarlos con lo expuesto en el documental, para justificar su publicación.
Esa misma tarde leo los artículos.
También profundizo sobre otros aspectos relacionados con el tema e intento escribir un texto breve sobre aquello.
No obstante, a los dos días, renuncio a esta posibilidad.
-Tampoco puedo escribir sobre aquello -le dije al editor que me hizo el encargo-. Mejor dejémoslo así.
-¿Por qué? -me preguntó- ¿Cuál es el problema con escribir sobre la inteligencia artificial?
-No es un problema -le dije-. Es solo que escribir sobre el tema me resulta molesto, forzado…
-¿Forzado?
-Quiero decir que toda inteligencia me parece artificial -intento explicar-. Sucia y artificial. Fallida y artificial. Una especie de construcción fallida… una estructura sin un objetivo claro…
-¿Tampoco quieres que te reasigne a otro tema, cierto? -pregunta, interrumpiéndome.
-Eh… pues no, tampoco -confieso.
Nos quedamos en silencio.
Sentía que el editor estaba molesto. Yo estaba más bien incómodo.
Me sentía como cuando veo alguna de esas películas que intentan copiar a Rohmer, pero que terminan resultando vacías y espiritualmente pretenciosas.
-¿Sabes que en el fondo busco estos encargos para ayudarte? -me preguntó el editor.
-A veces lo intuyo -le dije.
Cruzamos un par de palabras más y luego ambos dejamos de mentirnos.
-Has lo que tengas que hacer -me dijo entonces, a modo de despedida.
“No sé si pueda”, pensé.
Mientras me alejaba del lugar, no sé bien por qué, pensé en un dodo.
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