I.
En lo personal, me molesta.
No sé como decirlo, pero es cierto.
Me molesta su presencia… sus palabras…
Me molesta todo, en definitiva.
No sé cómo explicarlo, pero al menos he aprendido a decir lo que hace:
Hace que todo esto parezca un naufragio.
II.
Todo esto, te digo.
Un puto naufragio.
Eso es lo que hace cuando aparece de pronto y comienza a pasearse por el lugar.
El barco se llena de mierda y se hunde en la mierda.
Disculpa las palabras, pero no puede decirse de otra forma.
Y no es agradable estar arriba del barco.
III.
No es cuestión de nombres.
Ni siquiera el barco en el que vamos todos tiene nombre.
Y es que no lo necesita para hundirse.
Él se burlaría, por cierto, si se lo dijera.
Y hablaría a su vez, con tono sarcástico.
Me diría que aquí no hay barcos y un montón de otras mierdas.
Así, no quedaría más remedio que seguir detestándolo.
Mientras nos hundimos, estoy seguro, seguiríamos detestándolo.
IV.
Así y todo resulta extraño.
La única vez que usted oye hablar de Nadie, y es para esto.
Absolutamente para esto.
Mejor detenga el ruido y siga mi consejo:
Si no tiene nombre, tampoco tiene por qué desesperarse.
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