jueves, 14 de agosto de 2025

Nunca estuve aquí.



Me encontré una vez, por casualidad, un libro de Paul Auster.

Era un libro pequeño, en inglés, de poemas, que me recordaron un poco a La música del azar.

El libro lo encontré en la habitación de un pequeño hotel, en la que me quedé hace algunos años.

Estaba en una bolsa de papel, en el fondo de un pequeño clóset, y debía habérsele quedado a alguien que se hospedó ahí anteriormente.

No manejo muy bien el inglés, pero de todas formas me esforcé por leer aquel libro.

Los poemas tenían frases directas, después de todo, y sentí que podía comprenderlos, con cierta claridad.

El resto de esos días, sin embargo, esa comprensión no me afectaba en lo más mínimo.

No sé por qué me percaté de esto, pero recuerdo haberme preguntado qué hubiese sido diferente si no hubiese encontrado, leído y comprendido aquel libro.

Fue entonces que me sentí triste cuando pensé que nada, realmente, habría sido distinto.

Tal vez por eso, fue que decidí –cuando me iba-, volver a poner el libro al interior de la bolsa de papel y dejarlo exactamente donde lo había encontrado.

Luego, recogí todas mis cosas, preocupándome de no dejar nada mío en aquel lugar.

Nunca estuve aquí, me dije, cuando abandoné aquella habitación.

Nunca realmente.

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