"Los accidentes de la realidad
y la redención de la materia..."
L. M.
Estábamos hablando desde hacía unos minutos, pero en realidad no le prestaba mayor atención.
-No sé bien –dijo entonces-, pero a veces siento que el momento ese llega y uno no está preparado… supongo que a ti te habrá pasado.
-¿Qué momento? –le pregunté.
-Ese momento –me contestó-, el momento del que estábamos hablando, frente a las cosas que de pronto se revelan…
-¿Se revelan o rebelan? –pregunté ahora, intentando conectar, y haciendo un gesto en el aire dibujando la grafía.
-Probablemente de las dos –señaló-, se despiertan, se muestran y al mismo tiempo es un acto rebelde, que nos acobarda un poco…
-No te entiendo –confesé.
-Ya sabes, lo que hablábamos antes… -siguió-, cuando están frente al cuadro, por ejemplo, y este se vuelve consciente que lo están mirando… o cuando lees el libro y de pronto el libro se da cuenta que lo estás leyendo… Cuando la acción ocurre realmente quiero decir, y el objeto ese te mira de frente, descubriéndose…
-Espera… ¿siendo descubierto o descubriéndose?
-Ambas –dijo-. Y revelando y rebelándose, también.
Dejé pasar unos segundos para ordenar aquello que me decía. Sin intuir siquiera su propósito.
-Es entonces cuando el proceso te devuelve esa consciencia a ti –dijo ahora-. Cuando el objeto es consciente y descubres que tú mismo no eres tan consciente de ti como ese objeto. Te descubres como una cosa observadora, quiero decir, pero carente de algo, como el cuadro o el libro…
Me quedé en silencio nuevamente pues no supe qué decirle.
-Piénsalo así –concluyó, con un tono sereno-, ¿de qué eres consciente cuando eres consciente de ti mismo?
Y claro, yo lo pensé.
Sinceramente, lo pensé.
Pero no supe qué decirle.
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