domingo, 24 de diciembre de 2023

La estructura del juego.


La estructura del juego, me dijo. No los mecanismos sino la estructura. Eso es lo que está mal. Por eso funciona, digamos, pero no se sostiene. Obsérvalo y pon atención a lo que te digo. Considera, aunque sea un poco, mis advertencias. Trataré de ser claro. Directo y claro. Los procedimientos no tienen soportes. Poco importa la dirección o el sentido cuando lo que falla es la estructura. De hecho, poco importa si lo consideras o no, finalmente, como un juego. De esta forma, apenas cargues significados sobre aquella estructura, todo terminará desgastándose y viniéndose abajo. No es que no sea sólida. No es cuestión de materiales y, probablemente, tampoco sea cuestión de la estructura en sí misma. Me refiero a que no has tenido en cuenta que la estructura reposa sobre algo que no es ella misma. Tanto la base como aquello que la recorre no es, como pareces creer, parte de una misma estructura. Si lo piensas, ocurre como con esos pensadores que intentaron hablar de la realidad como un todo. Siguen vivos algunos, pero cada vez son menos. El juego sigue, digamos, pero ellos casi han desaparecido. No quiero que eso te ocurra a ti, sabes… por eso prefiero advertírtelo antes de que sigas. Que aprendas a identificar aquello que está mal. Que lo identifiques y luego te atrevas a continuar con lo que sabrás es necesario. Derribar una estructura, digamos, para poder crear otra. Ese es el desafío del juego, digamos. Tú sabes de lo que hablo, aunque no sea claro. No eres tibio ni débil, pero no puedes seguir evitando el daño. Díselos a la cara, aunque les duela. A fin de cuentas, será por su bien. Desármales la estructura, me dijo. Déjalos que caigan.

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