“El que la verdad contempla
ignora lo que ve”
H. Ch. T.
I.
No una casa…
aquel hombre se hizo un nido
en las ramas de ese árbol.
Lo fue armando,
lentamente,
durante varios días.
Semanas incluso
demoró en armarlo.
No le dijo nada a nadie,
aunque nadie tampoco
vino a preguntarle.
Hoy puedes verlo
en su nido,
sobre el árbol,
un poco como un pájaro.
Se tiende sobre él,
descansa…
De vez en cuando baja
a buscar más ramas,
pero vuelve a subir
casi de inmediato.
A veces lo he descubierto
allá en lo alto
leyendo un libro.
No sé de qué se alimenta,
pero se ve tranquilo
en aquel lugar.
De cierta forma es una casa
aquel nido.
II.
Como se acercaba el invierno
fui a ofrecerle ayuda a aquel hombre.
Le hablé entonces,
desde abajo,
y le ofrecí ropas para el frío
e incluso algún refugio,
para el tiempo que llegaba.
No me contestó
ni dio señales de escucharme
durante los seis primeros días.
Ya al séptimo
se decidió a hablar:
No entiendes, me dijo.
Como enjambre de abejas
nacen tus palabras.
Como enjambre de abejas
de papel,
aclaró.
Luego son algas, tal vez,
flotando sobre el agua.
Guardó silencio un par de horas,
luego de esto,
pero como yo seguía ahí
se extendió un poco más.
No entiendes, me dijo.
Siempre es verano
siempre es otoño
siempre es primavera
y siempre es invierno.
Los que mueren sin comprender
prestan atención a la muerte.
Nada más dijo
aquel hombre.
Yo, en tanto,
permanecí hasta que oscureció
y luego volví
a mi propio lugar.
Supongo que el hombre
aún se encuentra ahí,
pero no sabemos verlo.
¿Es tuyo? admiro la habilidad de escribir poesía porque soy una gran inútil para la vena lírica. No conectamos simplemente. Recuerdo que mi maestra de literatura lo llamaba como un arte superior de la palabra, y creo que tiene razón. Solo sirvo para escribir narrativa o ciertas notas tipo ensayo libre.
ResponderEliminarBesos y nos leemos!
Sí, era mío... el texto del día, digamos. (...) Un abrazo y que todo ande bien.
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