I.
No tenía botones el mando de la nave.
Ni botones, ni mecanismos ni nada que pudiese asociarse a un sistema de manejo.
Sin embargo, dos de ellos -a quienes llamaban pilotos-, estaban sentados frente a una mesa vacía, como esperando a que les sirvieran algo.
-¿Qué esperan esos dos? -recuerdo haber preguntado entonces.
Y claro, fue entonces que me dijeron que esos eran los pilotos, y que estaban en mitad de su trabajo.
II.
La nave apenas vibraba.
Desde dentro, incluso, no parecía realmente una nave.
Me refiero a que no sentías que te desplazabas, o que te dirigías realmente hacia algún otro sitio.
De hecho, dudé bastante tiempo respecto a dónde me encontraba.
-Sabes donde estás, no finjas -me dijo entonces uno de ellos.
Era cierto.
De cierta forma sabía incluso por qué y para qué, me encontraba ahí.
III.
Recuerdo que intenté dormir, durante la etapa final del viaje.
Les comenté que estaba cansado y uno de ellos me llevó hasta una litera, en la que me acosté.
Era metálica, pero parecía estará a una temperatura agradable y extrañamente resultaba cómoda.
-Antes de dormirte elige tres cosas de las que quieras acordarte -me dijo entonces uno de ellos.
Yo elegí los pilotos, la litera y una tercera cosa que ya olvidé.
Poco después, supongo, descendí de aquella nave.
Y aquí estoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario