Algunas lunas tienen otras lunas.
No las llaman así por supuesto, pero eso es lo que tienen.
Sinceramente, desconozco si esas otras lunas tienen a su vez otras todavía más pequeñas y hasta qué punto la cosa sigue así.
De todas formas, he pasado largo tiempo pensando en aquello.
Y al hacerlo, lo confieso, sentí que realizaba una acción inútil.
Y es que aquello, no es algo que pueda llegar a descubrirse pensando.
Casi nada, por cierto, puede llegar a descubrirse de esa forma.
No importa si son lunas, vidas, sensaciones, ideas...
Eso es lo que ocurre, a fin de cuentas, con las cosas que giran.
Si no lo consideran de esa forma, no hay problema.
Puedo especificarlo, si quieren, todavía un poco más:
Eso es lo que ocurre con las cosas que giran, sin consciencia.
Sin saber que giran, me refiero.
Y sin reconocer, añado, en torno a qué es lo que giran.
Disculpen que sea tan enfático, pero estimo que es importante entenderlo.
Crear consciencia, digamos.
Y cuestionarnos sobre aquello.
En mi caso, al menos, hacerlo me ha servido para determinar algunas cosas.
Por ejemplo, determiné que -de alunizar alguna vez-, me gustaría hacerlo en una de las lunas de otra luna.
Más pequeña y menos principal, sin duda.
Sin mayor protagonismo.
Sin causar revuelo.
Alunizar ahí, en definitiva, y borrar las huellas tras cada paso.
Finalmente volver, si se puede, a descender.
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