-¿Y tú?
-¿Y yo qué?
-No sé…
-¿No sabes?
-No. Es que tú sabes, yo creo.
-¿Saber qué…? De verdad no te entiendo.
-Saber sobre ti, por supuesto… Solo te digo que tú debieses saber.
-¿Saber qué cosa? ¿No puedes explicarte mejor…?
-Pues ya sabes… te pregunto por ti… eso es todo. Tú debieses saber sobre ti misma.
-¿Y quieres que yo comparta contigo aquello que sé sobre mí misma?
-Sí… pero creo que me malentiendes… Yo no hablo sobre un saber absoluto, o esencial… solo un estado… Nada que te complique, digamos.
-No me complica eso, pero sí la forma.
-¿La forma de qué?
-La forma en que te expresas, por supuesto… ¿Acaso no te escuchas?
-Pero si solo te pregunté por ti… eso es todo…
-Ese es el contenido… Recuerda que yo estoy cuestionando tu forma…
-¿Mi forma?
-Sí, tu forma de indagar sobre eso.
-¿Qué tiene mi forma?
-Resulta molesta.
-¿Y de qué forma podría haber preguntado por ti, para que no te resultara molesto?
-No voy a responder aquello… Cada uno debe comprender y analizar sus propias formas de vincularse con el otro, de averiguar quién es, cuál es su estado o lo que sea…
-Ok. Entiendo. Dejémoslo así entonces.
-Espera… ¿Dejarlo así… nada más? ¿Ves a lo que me refiero?
-Lo veo. De verdad lo veo.
-Pues lo que yo veo es que eres una mierda egoísta, nada más.
-Pues de acuerdo. Eso es lo que soy... ¿Y tú?
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