miércoles, 24 de abril de 2024

Filtros leves.


Ella compró varias resmas de papel fotográfico.

Lo hizo, por supuesto, para imprimir fotos.

En las fotos que imprime, sin embargo, no aparece ella.

Tampoco sus conocidos.

Y es que, lo que imprime, suelen ser imágenes de desconocidos.

Gente anónima, digamos, que la contacta por internet y le hacen encargos.

Supuestamente, ella solo imprime las fotos, pero lo cierto es que hace en ellas ciertos retoques.

Utiliza filtros leves, refuerza o debilita algunos colores o hace cambios leves en el encuadre, por ejemplo.

No avisa de estos cambios, y simplemente entrega sus fotos en sobres amarillos, para que luego los otros las revisen.

La gran mayoría de los clientes no se dan cuenta de los cambios.

Solo de vez en cuando alguno llega a comentar algo, pero ella les dice que los colores cambian según las tintas o la impresora.

De todas formas, todos se van contentos y suelen recomendarla, aunque de todas formas son pocos lo que imprimen fotos hoy en día.

Por lo mismo, a ella, no se le acumula el trabajo.

Esto nos permite juntarnos de vez en cuando y hablar de cosas como las que acabo de contar.

Por mi parte, nunca le he pedido que me imprima nada.

No es que me moleste su procedimiento, pero algo me incomoda.

De igual forma no la juzgo y me limito a juntarme con ella e intercambiar historias.

La dejo, como ven, vivir de sus engaños.

Ella, por supuesto, también los deja pasar.

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