sábado, 18 de octubre de 2025

Ausencias.



Nos dedicamos a contarlas.

Solo eso.

A transformarlas en números, de cierta forma.

Y está bien.

De eso se trata, quiero decir.

No me quejo.

De contar ausencias, se trata.

Sin que se nos escapen, contarlas.

Rápidamente.

De forma atenta.

Antes de que sea imposible llevarlas a cifras.

Antes que desaparezcan –dijo alguien-, y se desvanezcan en la nada.

Y es que se trata de ausencias que, prácticamente, no se echan en falta.

De hecho, si no fuese por nosotros de seguro se olvidan.

Nosotros mismos, de hecho, las olvidamos casi de inmediato.

Mientras las contamos, quiero decir.

Desde entonces empezamos a olvidarlas.

Y es extraño.

O sea, normal hasta cierto punto, pero también extraño.

Y es que ocurre que la cifra recién puesta, comienza de inmediato a despojarlas de algo.

Como si el significado de cada una de esas ausencias se vaciara de pronto en el interior del número.

Del número ese que le hemos asignado.

La otra vez hablamos de esto, pero fue complejo.

No por la conversación en sí, sino más bien porque nos trajo problemas.

Y es que perdimos la cuenta, esa vez, mientras hablábamos.

Y claro, nos intentamos reordenar luego de darnos cuenta.

Y hablar del asunto, hasta que deje de afectarnos.

Dicho esto, debo confesar que a mí ya casi no me afecta.

Y no creo que hablar un poco más vaya a empeorar la situación.

Así y todo, confieso, hemos vuelto a contar, pasando por alto esos descuidos.

Y hemos acordado concentrarnos en el trabajo.

Por respeto, mayormente, aunque también sabemos que es en el fondo por nosotros mismos.

Por respeto a nosotros mismos, quiero decir.

Y a lo que hemos olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales