No necesitas caminar, para ver.
No buscamos, para ver.
Eso es una excusa.
Una mentira y una excusa, en realidad.
Sé sincero:
Puedes ver en cualquier sitio.
En tu casa o en el lugar que quieras puedes hacerlo.
En el lugar que estés, me refiero.
No se agota lo que ves.
No se gasta.
Además, tarde o temprano lo que salgas a buscar pasará por tu ventana.
No llamará a tu puerta, es cierto, pero podrás verlo de igual modo.
Si estás atento y lo esperas podrás verlo.
Si eres paciente, quiero decir.
Y si sabes mirar, por supuesto.
Una vez, por ejemplo, me contaron de un tipo que, a oscuras, logró ver.
E incluso hubo otro que veía de lo más bien, en una casa sin ventanas.
Si lo intentas, de seguro logras comprender.
No es que te niegue el caminar, pero te invito a pensar en las razones.
O a no inventártelas, más bien.
No quiero ser rudo, pero sí claro:
No necesitas ver nada que esté lejos de tu alcance.
No necesitas ese tipo de movimiento.
El verdadero movimiento es siempre generador de cambios y si caminas para ver, regresas igual de donde vayas.
Mueves la harina, el agua y la levadura, por ejemplo y ya tienes otra cosa.
Moverte para ver, en cambio, es no moverte.
Es una excusa, como te decía, y por lo general una mentira.
Por lo mismo, lo que te pido en el fondo es que no te mientas,
En cambio, escucha, observa y elige bien.
Junta fuerza.
Puedes ver, lo que hay que ver, en cualquier sitio.
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