viernes, 1 de agosto de 2025

Casi justo, al empezar.


“El rey le dijo a Alicia:
«comienza por el principio, luego sigue,
y cuando llegues al final te paras».
Pero ¿dónde está el principio?”
R. F.


*
El mayor problema tuyo es que te paras antes de empezar. Te detienes, quiero decir. Ya sabes, como si hubieses llegado de antemano a algún sitio. No digo que lo creas, necesariamente, pero así se observa, desde aquí. Es un hecho, me refiero. Ni siquiera lo interpreto. Principio, medio y fin, dicen que escribió Aristóteles. No parecía muy difícil. Pero tú, en cambio, te detienes justo antes.

*
Así y todo no me quejo. Yo por mi parte no, al menos. Y es que cuando queremos comenzar, solemos descubrir que ya hemos comenzado. No mucho más atrás, es cierto, pero antes. Y eso es lo que cuenta. La voluntad de. El deseo de comenzar. Y entonces, el comienzo.

*
No te creas. Seguir no es fácil. No importa qué te digan, seguir nunca es por impulso. Es así. Los que dicen otra cosa no saben, simplemente. Seguir es como andar en esas bicicletas de piñón fijo. De esas en que pedaleas todo el tiempo. Seguir es seguir y un poco más, entonces. No importa para qué.

*
Es cierto. Luego está el punto en que te detienes. Ese punto al que llegas, quiero decir. Ese que encuentras sin buscarlo, solo por el hecho de detenerte y dejar de seguir. Y claro, es entonces cuando aflora ese problema tuyo del que hablaba en un inicio. En un inicio como este, por cierto, solo que un poco más arriba. Casi justo, al empezar.

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