En la habitación están X e Y. Ambos se apoyan en
una pared, aunque no en la misma. Por momentos hay un poco de humo, entre
ambos.
I.
-En este cuarto no hay rinocerontes -dijo X.
-¿Es una pregunta o una observación? -preguntó Y.
-Ninguna de las dos -dijo X-. Es una afirmación.
II.
-¿Puedes demostrarlo? -preguntó Y.
-¿Qué cosa? -dijo X.
-Que en este cuarto no hay rinocerontes.
X se mantuvo en silencio.
-Si es una afirmación es una verdad… -explicó Y-, y si es verdad
debieses poder demostrarlo…
-Ya está demostrado -interrumpió X.
III.
Pasó un momento un tanto incómodo. Entonces habló Y, para aligerar la
tensión.
-Así que no hay rinocerontes…
-En este cuarto no los hay -corrigió X.
-A eso me refería -dijo Y-. En este cuarto.
-Ya -dijo X, pero no pareció convencido.
IV.
-Tú crees que no tiene sentido -dijo X-. Pero si te fijas es claro que
lo tiene...
-Pero tiene poco -dijo Y.
-Pocazo -aceptó X.
V.
-¿Te acuerdas cuando G. apostó que podía hacer tortillas sin quebrar un
huevo? -preguntó Y.
-Me acuerdo -dijo X.
-Pues es raro… yo recuerdo que logró hacerlas…
-Claro que las hizo… acuérdate que usó los huevos enteros…
-Sí me acuerdo -dijo Y-. Lo que no entiendo es por qué perdió la
apuesta.
-Lo que pasa es que el sentido del mundo no reside en el mundo dijo X.
-¿Qué mundo? -preguntó Y.
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