Ella tiene dos hijos. Un niño y una niña. Por las
mañana los lleva hasta el colegio. Los niños parecen tener la misma edad.
Generalmente paso junto a ellos todas las mañanas. Por eso, me he percatado que
la niña, generalmente, va tarareando una canción. Una misma canción, me
refiero. Cuando paso cerca intento escucharla y el ritmo me parece conocido.
Lamentablemente, si bien retengo la canción por unos minutos, la olvido antes
de poder reconocerla. De hecho, solo me acuerdo cuando vuelvo a ver a la niña,
caminando en la mañana. Trato entonces de avanzar lento o de coincidir en
alguna esquina, para escuchar por más tiempo, pero nunca lo consigo. Además me
asusta que la madre, o cualquier otro transeúnte, puedan pensar mal. Una vez,
de hecho –aunque quizá solo sea idea mía-, la madre me miró desafiante y tiró de
la niña, como quisiera protegerla. Por otro lado, fue una situación que no se
ha vuelto a repetir. Luego de esa vez, por cierto, intenté averiguar de esa
familia, pero nadie del sector parecía conocerla. Yo, por mi parte, apenas
conozco el colegio donde van los niños y creo saber cuál es el edificio dónde
viven, pero nada más. Una vez en un sueño la niña apareció tarareando la
canción y se paró frente a mí. Yo entonces me acerqué a preguntarle de qué
canción se trataba. Sin embargo, ella no contestaba y simplemente seguía
tarareando, hasta que se volteaba para irse. Por último, de espaldas, decía una
frase que no logré entender bien. Tal vez dijo “no existe”, o “no existes”, o “no
existo”. Luego del sueño, por cierto, la niña sonríe, cuando pasa junto a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario