“Y el tiempo pasó sin sentir.”
A. P.
I.
Arturo, Marcos y Sebastián salen de viaje al sur de Chile.
No daré detalles: lo esencial es eso.
Pidieron un par de días en sus trabajos y los sumaron a un fin de
semana.
Arriendan una cabaña.
Salen a pescar.
Beben y conversan cuando llega la noche.
Así de simple.
En total están ahí cuatro días.
II.
Me hubiese gustado contarles lo que ocurre, pero resulta difícil.
Y es que si intentase narrar esos días, ustedes leerían cuatro veces la
misma narración.
Y eso aburre, por supuesto.
Sobre todo cuando se trata de la vida de otros.
Digo esto teniendo en cuenta que no hay crímenes, ni eventos especiales,
ni nada especialmente memorable en ese viaje.
Con esto, sin embargo, no quiero decir que no haya sido un viaje
memorable para Arturo, Marcos y Sebastián, quienes podrán recordarlo en detalle
por mucho tiempo.
III.
Ante la dificultad ya señalada, decido entonces resumir todo esto en
tres imágenes.
Tres imágenes que, si bien no ocurrieron necesariamente al mismo tiempo,
podrían reunirse y dar cuenta general de lo que fue esa experiencia.
Arturo organiza los anzuelos y prepara las carnadas para la pesca del
día siguiente.
Sebastián da un pequeño paseo por el bosque, mientras comienza a
oscurecer.
Marcos está flotando en el lago, boca abajo, como un muerto.
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