viernes, 3 de octubre de 2025

Todo fruto está enfermo.



I.

Todo fruto está enfermo.

No importa si tiene o no gusanos.

La enfermedad está en su carne desde antes.

Desde un inicio, está la enfermedad.

Oculta en la semilla, incluso.

En la idea misma de aquel que piensa el fruto, está la enfermedad.

Luego la fruta, en su afán de existir, la niega.


II.

Se incomodan los frutos.

Se incomodan, pero no saben.

Y es que, colgados ahí, en las ramas, no saben bien qué hacer.

Sienten la enfermedad, ciertamente, y por eso les ocurre.

Se incomodan igual que cuando uno siente picor en la garganta, quiero decir.

Toserían para expulsarla, si pudieran.

Pero no pueden.

Son como nosotros, en este aspecto.


III.

Lo que digo es cierto.

Lo que digo de los frutos, es cierto.

Me acusan de mentir, pero en el fondo no se atreven a hablar de enfermedad.

No quieren saberse enfermos, como los frutos.

Prefieren creer que su carne, al menos está sana.

No hay gusanos, te dicen. Estamos bien.

Y claro, uno está por explicarles que el gusano llega al fruto por otras razones.

Pienso en hacerlo, me refiero, pero al final desisto.

No sé muy bien por qué.

Tal vez porque tendría que buscar pruebas y organizar argumentos.

¡Qué cansancio…!, me digo.

Además, si es verdad, tampoco me importa.

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