-¿Quince años que no nos vemos?
-Eh… sí… quince años, más o menos.
-¿Y todo anda bien?
-Sí, supongo… No me puedo quejar.
-¿Y tu trabajo…? ¿Tus hijos…?
-Mi trabajo bien, sin novedad. Mis hijos… sí… podría decirse que están bien, aunque en realidad el del medio ha estado extraño hace un tiempo, y me tiene preocupado…
-¿El del medio?
-Sí, él me preocupa, pero en el fondo debiese agradecer pues los otros nueve están bien.
-¡¿Tienes nueve hijos…?!
-Tengo diez. Los nueve que están bien y el del medio que me preocupa, como te decía antes.
-Tienes razón… pero espera… si tienes diez hijos… eso quiere decir que no puedes tener un hijo del medio…
-Claro que lo tengo… ya te dije que incluso es el único que me tiene preocupado…
-Pero diez es un número par… para tener un hijo del medio debes tener tres, cinco, siete o nueve hijos…
-Pues yo tengo diez, como te decía. Nueve que están muy bien y el hijo del medio, que me preocupa un poco…
-¿Me estás tomando el pelo?
-Por supuesto que no… No bromearía sobre ninguno de mis hijos…
-¿Y entonces?
-¿Entonces qué?
-Entonces, ¿cómo se explica lo que me decía del hijo del medio?
-Pues no me lo explico… Justamente por eso me tiene preocupado.
-…
-…
-Dejémoslo así, entonces… no voy a insistir.
-Pues no… no deberías hacerlo.
-Mándales saludos entonces, y ojalá que todo mejore, para que la preocupación desaparezca.
-No creo que desaparezca, pero sí… entiendo que lo dices con buenas intenciones… Dejémoslo así, mejor.
-Sí… dejémoslo así.
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