Para no complicarse piensen que es un sueño. Un
sueño en que X va manejando atento a las señales de tránsito que se muestran en
la carretera más seguido que lo habitual. Algunas de esas señales, por cierto,
X nunca las ha visto y debe interpretarlas rápidamente pues de cierta forma son
ellas las que guían su trayectoria. Aumentar o disminuir la velocidad, doblar a
derecha o izquierda, dirección obligada… eso es lo habitual, por supuesto, pero
lo inquietante es que están junto a otros símbolos que X intenta interpretar
mientras conduce, hasta ya no reconocer la parte de la carretera por la que
transita. Así, tras ingresar por un desvío al interior de un túnel -un doble
desvío, de hecho-, el auto de X se encuentra de pronto transitando dentro de sí
mismo. Un interior extraño desde el cual se deben tomar, por cierto, las mismas
decisiones que toma el X exterior, pues ambos, en definitiva, avanzan por la
misma carretera. Si bien la situación le resulta insólita, la velocidad a la
que transitan y la aparición constante de nuevas señales y símbolos, le impiden
a X reflexionar sobre su situación, por lo que él -al igual que ustedes, si han
llegado hasta acá-, prefiere pensar que se trata de un sueño, simplemente, y
seguir avanzando. Entonces, o poco después, X despertará y ustedes se
encontrarán al mismo tiempo con el final del texto. Esto, lamentablemente los
dejará a ambos en el mismo sitio en que comenzaron, por no haber puesto
atención, cuando era posible, a las verdaderas señales.
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