Son etapas borradas. Aunque ni siquiera sé si son
etapas. No sé si son etapas porque eso suena como a niveles, como a partes de
un proceso que desembocaba en un fin, y estaría mintiendo si lo muestro de esa
forma. Aunque claro… si hilo fino tampoco sería exacto decir “borradas” pues
nunca se escribieron, creo yo, ahora que lo pienso. Y es que ella, en el sueño
de ayer, me lo recordaba. Apareció así, tranquila y se acercó hasta un banco
donde yo estaba. Pensé que sería terrible, pero lo cierto es que fue agradable
verla. Entonces habló de cosas que olvidé, pero también me recordó esa época en
que trabajé pegando carteles. Era un trabajo pesado pues había que cargar
tarros y andar con cuidado pues muchas veces pegábamos algunos en lugares que
no estaban habilitados. El punto es que ayer, entre otras cosas, me hablaste de
eso. Fue al final, claro, cuando me preguntaste si me acordaba de lo que decía
alguno de esos carteles. Yo te miré y vi que lo sabías. No sabía qué decían. Trabajé
varios meses en ello y no sabía qué decían. Y qué mierda, lo cierto es que no
sabía ni qué estaba viviendo en ese entonces. Por último, tú me volvías a mirar
y era como si sin decirlo me ofrecieras dos opciones. Recordar todo y reordenar
aquello que vivimos, o mantener la nebulosa en que ha quedado todo aquello. Y
yo no te lo digo, claro, pero tú sabes que prefiero la nebulosa. El olvido a
medias. El dolor a medias. Y claro, no fueron etapas, en definitiva. Periodos,
tal vez, o momentos. O hasta momentos a medias, quién sabe. Sé que era tú, de
todas formas, en el sueño. Y sé que todavía hay amor en medio de esa nebulosa. Parece
un chiste, pero es cierto. Ni tú reías ni yo reía, pero seguía siendo un
chiste. Y hasta dolía un poco. Y yo elegía mal, como siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario