jueves, 14 de junio de 2012

El enfermo casi imaginario.


“Aquí yace Moliére, el rey de los actores.
En este momento hace de muerto
y de verdad que lo hace bien”.
Epitafio de Jean-Baptiste Poquelin.


I.

Jean-Baptiste tenía razón.

Y es que no hay que estar enfermo, para estar muriendo.

Argante lo sabía bien y por eso les mentía a todos para que lo siguieran rodeando.

Y claro, también el mismo Jean-Baptiste al momento de su muerte.

Así, haciendo morisquetas y bailando un contrapunto, resultó que de un momento a otro él mismo descubrió que estaba envuelto en una mortaja amarilla.


II.

Jean-Baptiste: (Acostado, en un dormitorio aparentemente enclavado en una biblioteca) Oh mi buen Vian… ¿Podrías acaso acercarte a este moribundo…?

Vian: (Interrumpiendo) Usted no está moribundo, Jean-Baptiste…

Jean Baptiste: No se está moribundo, Vian… Se es moribundo. Todos somos moribundos.

Vian: (Reflexionando) Quizá sea cierto… Yo cuando reviso pruebas soy sin duda un moribundo…

Jean-Baptiste: De todas formas mi moribundez apremia, buen Vian.

Vian: (Ingenuo) ¿Su moribundez…?

Jean-Baptiste: Sí, Vian… mi moribundez es apremiante y aguda y crítica y crónica…

Vian: ¿Todo junto?

Jean-Baptiste: Todo todito, Vian… y quiero de ti un favor…

Vian: (Al público) Este cree que yo soy de los que creo…

Jean-Baptiste: ¿Decías?

Vian: Decía que claro que lo haré… ya lo creo.

Jean-Baptiste: Oh buen Vian… si todo sale bien, el Dios de los santos moribundos te bendecirá con una mujer fiel y voluptuosa…

Vian: (Aparte) No me gustan las mujeres fieles… esas son doblemente moribundas y no lo saben…

Jean-Baptiste: (Dándose cuenta que Vian se distrae con facilidad) ¿Estás concentrado ya, para pedirte el favor?

Vian: (Un tanto desconfiado) Preparado… pero le advierto que no diré que sí a cualquier cochinada que se le ocurra…

Jean-Baptiste: (Interrumpiendo, cortante) Escucha, Vian: quiero que me reordenes en tu biblioteca.

Vian: ¿Cómo?

Jean-Baptiste: Quiero que me reordenes… que ubiques mis libros en un sitio distinto al que los tienes ahora…

Vian: (Tras pensarlo brevemente) Pero es que si los saco de ahí se van a desnivelar los muebles…

Jean-Baptiste: ¡¿Usas mis libros de soportes…?!

Vian: (Defendiéndose) Pero es una posición importante… entienda… sin ellos todo se vendría abajo…

Jean-Baptiste: (Sin escuchar y agitándose en la cama) ¡Mis libros como soportes…! ¡Sacrilegio…! ¡Merde, merde…!

Vian: (Calmándolo, infructuosamente) Pero señor Moliére, entiéndalo… no es una ofensa, es… es…

En ese momento se apagan bruscamente las luces y se escucha una explosión. Luego, al volver la iluminación, se observa a Vian recogiendo los restos de Jean-Baptiste, junto a una serie de hojas que aparentemente eran pruebas de alumnos del señor Vian.

Vian: (Hablándole a los restos, mientras termina de recogerlos) No sé si me escucha Jean-Baptiste, o si ya es tarde, pero sea como sea creo que ha entendido usted mal una serie de cosas… (Vian encuentra una oreja y se acerca a hablarle directamente) Y es que verá usted… bueno, oirá más bien… pero como le decía: usted no está moribundo, Jean-Baptiste… el moribundo es el mundo… ya oyó que hasta salió rima… y las verdades siempre son en rima, ya lo sabe usted… Y es más, me comprometo a regalarle una canción pequeña, para que me perdone… me oye, Jean-Baptiste…


III.

Canción de Jean-Baptiste.
(*Se canta a ritmo de reggaeton y se perrea hasta abajo)

Ya partiste, Jean Baptiste,
¡Qué triste!
Y pensar que de amarillo
Te dormiste
¡Qué chiquillo!
Te saltaste el estribillo
¡Qué despiste!
Pero ahora
Las mujeres lindas se desvisten
¡sin demora!
Esta es la canción de Jean-Baptiste
¡y qué dijiste!
Bailaste y sudaste
Y de golpe te dormiste
¡No estés triste, Jean-Baptiste!
Hace honor al que tú fuiste…

(*La letra se repite dos veces, sin alterar el ritmo)

2 comentarios:

  1. Si no hubiese explotado antes, Jean Baptiste lo hacía luego escuchar su canción jajaja
    Me saco el sombrero (en el sentido metafórico, porque no uso)ante tu desacartonada creatividad!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar